Edulcorantes artificiales:

La paradoja sin azúcar

Los nuevos avances en la paradoja sin azúcar han generado aún más dudas sobre si los edulcorantes artificiales representan una forma saludable de reducir calorías o una opción potencialmente peligrosa.

Hallazgos recientes han explorado las conexiones entre diversas alternativas al azúcar y los riesgos para la salud cardiovascular, la ansiedad y otros problemas.

Un estudio reciente descubrió que consumir eritritol resultó en un aumento significativo del riesgo de enfermedad cardíaca a lo largo de tres años.

Los investigadores también descubrieron que agregar eritritol a la sangre entera o a las plaquetas promovía la formación de coágulos.

Un amplio estudio francés publicado en septiembre de 2022 reveló que el consumo total de edulcorantes artificiales se asociaba con un mayor riesgo general de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. El estudio de cohorte NutriNet-Santé, en el que participaron 103.388 adultos franceses, reveló que el 37,1 % declaró consumir edulcorantes artificiales, principalmente aspartamo (58 % del consumo de edulcorantes), acesulfamo de potasio (29 %) y sucralosa (10 %).

Durante un promedio de nueve años de seguimiento, la ingesta de edulcorantes artificiales se asoció con un aumento del 9 % en el riesgo de eventos cardiovasculares o cerebrovasculares. La ingesta promedio fue de 42,46 mg/día entre los consumidores, lo que equivale aproximadamente a un sobre de edulcorante de mesa o 100 ml de refresco light.

En un amplio estudio prospectivo reciente, investigadores examinaron la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente y diversos tipos de cáncer. De los 934.777 participantes, durante 28 años de seguimiento, 135.093 fallecieron de cáncer.

Los investigadores descubrieron que consumir dos o más bebidas endulzadas artificialmente diariamente estaba asociado con un aumento del 5% en el riesgo de muerte por cáncer de páncreas.

El aspartamo también se ha asociado recientemente con un mayor riesgo de ansiedad en un estudio preclínico realizado en un modelo murino. Esto ocurrió con dosis menores o iguales al 15 % de la ingesta diaria máxima recomendada para humanos por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA). La exposición al aspartamo también provocó alteraciones en la expresión de genes que influyen en la amígdala, una región cerebral que regula la ansiedad y el miedo.

 

Otro estudio realizado con sucralosa demostró que la sensación de hambre fue mayor después de beber agua azucarada que en los grupos que bebieron agua o agua con azúcar; esta sensación fue significativamente mayor en el grupo de mujeres con obesidad.

En las dietas para bajar de peso, se recomienda sustituir el azúcar y los edulcorantes por frutas dulces o frutos secos. Para algunos expertos, el mejor consejo es la moderación en general, evitando el exceso de azúcar y edulcorantes artificiales. Adoptar consejos sencillos y de eficacia comprobada, como beber más agua y menos bebidas procesadas, puede ser la mejor estrategia. Sin embargo, la popularidad del tema podría indicar que la gente sigue muy interesada en conocer la evidencia científica sobre las alternativas al azúcar.

  • Fuentes:

https://www.cell.com/cell/fulltext/S0092-8674(22)00919-9

https://www.nature.com/articles/s41591-023-02223-9